Antón Lamazares

Lalín (Pontevedra), 1954

Creadores en la colección del CAAM.

Perfil del artista

Sin gran aprendizaje académico, empieza con actitud bohemia, con trabajos ocasionales en Madrid y Cataluña hasta imponer su personalísima concepción de la pintura. Por carecer de lienzos, utiliza cartones acanalados, de embalajes y las peculiares texturas de su expresión cromática llaman la atención de la crítica.

Se dio a conocer, en las muestras colectivas de la Plaza de la Princesa, auspiciadas por el Ayuntamiento de Vigo, en 1973.
La primera muestra individual la realiza en Compostela al año siguiente. También está en la primera edición de Atlántica, en Baiona, en 1980. Ese mismo año expone en Buenos Aires. Consigue becas y es seleccionado para muestras muy restrictivas, en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. Su obra viaja a Brasil, Alemania, Francia. Antes de cumplir los treinta años es ya una celebridad, un nombre imprescindible en el panorama de la joven pintura española. Está representado en todos los museos de Galicia y en otros de Europa y América.

Lamazares se incluye en una figuración de tendencia expresionista, muy sinóptica, con gran economía de medios. Sus cuadros parecen «graffiti » elaborados. Fue evolucionando hacia una pintura más meditada, más serena, por completo informalista, en la que dominan grandes espacios negros y tiene una estructura geométrica. Sus caprichosos títulos insinúan, irónicamente, referencias inencontrables. Una cosa cualquiera, un objeto inexistente, se instala en un espacio neutro, y permite al espectador un imaginario diálogo de sugerencias diversas. Antes, como intermedio, ha habido una etapa en la que Tapies estaba presente, con sus muros desconchados y erosionados por el tiempo y la impronta ocasional de mil incisiones. Pintura difícil, extraña, y sin embargo fascinante, porque quien la ha hecho posee talento y una inagotable capacidad de inventiva a partir de la realidad más elemental.

 

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